TCA y EMDR

Gema es una joven de veinte y siete años, hija única, que actualmente vive en una pequeña casa con su pareja, Luisa.

Experiencia traumática familiar, el origen del trastorno de alimentación.

El caso tiene una historia trágica: los progenitores se separaron cuando Gema tenía cinco años. Desde entonces vivió con el padre. La madre llevaba una vida irregular, dominada por la búsqueda de drogas. El desprecio del padre por su exmujer limitó la relación entre la hija y su madre. Ya con Gema adulta su madre se suicidó.
Después de la muerte trágica de su única hija fue el abuelo quien estableció contacto con nosotros pidiendo que tratáramos la nieta, ofreciéndose a pagar la terapia.

Atención psicológica para identificar la complejidad de las causas en un trastorno alimentario.

Dado que en la terapia de Gema hubo períodos especialmente significativos desde el punto de vista del desarrollo de la relación terapéutica, los detalles más importantes

se centraron en dos momentos: la cuarta sesión, en la que surgieron los temas más importantes, donde se concretaron las causas de sus miedos, trastornos de la ingesta y de la conducta alimentaria, dificultades en adquisición y desarrollo de habilidades sociales, dificultades y retraso en el desarrollo de destrezas específicas en la infancia, problemas psicosociales relacionados con el entorno social o la familia, trastornos adaptativos, dificultades académicas, problemas en la adquisición de aprendizajes, temas que debían determinar el curso de la terapia.

Terapia EMDR para normalizar la conducta alimentaria.

Y finalmente la duodécima y decimotercera sesión, en la que el terapeuta aplicó a Gema a una decodificación de todo lo que había aparecido en la terapia, y se realizó una relajación profunda y una re-programación.

Tiempo de tratamiento : 14 meses.
Tiempo de control : 2 años.